La función que sale mal. Reseña



Actores haciendo de operarios manuales al empezar la función. 
(imagen sacada antes de que dijeran que no se podían sacar fotos)


 

 

Cuando te sientas en una butaca de teatro pagada a precio de butaca de teatro, esperando reírte a carcajadas con una función donde se supone que a unos actores aficionados todo les sale mal , qué diver, y resulta que lo que ves en escena es una sucesión acelerada de chillidos, gesticulaciones y golpetazos (anoten CHIGESGOL como el kabuki español) durante hora y media, te cabreas como una bestia, grrrr.

Concedo que el libreto de esta ¿obra? tenga chistes divertidos y situaciones bien llevadas, no lo sé, pero la traslación a escena que ha hecho el ¿director? es como para darle sin competencia el premio Max de las Artes Escénicas a la Incompetencia.

 Y es que lo que sucede en el escenario es exactamente lo siguiente: unos actores indistinguibles unos de otros, incluso en edad y género, se dedican a moverse por la escena cual pollos sin cabeza, gesticulando espasmódicamente sin sentido alguno, y sobre todo hablando a voz en grito en un tono sobreagudo; es decir que chillan a toda velocidad y sin que se les entienda una sola palabra, algo muy meritorio a ese volumen; cada dos o tres segundos sueltan una gracieta, acontecimiento reconocible por los gestos que hacen todos de haber soltado una gracieta, y que una parte del público saluda tontamente con limitado jolgorio. Además de las gracietas sucesivas cual pedorretas incontroladas, lo que también sucede constantemente, quizá cada cuatro o cinco segundos, son golpetazos sonoros por cualquier motivo: tortazos, caídas de objetos de todo tamaño, cierres de puertas y ventanas, roturas de objetos, puñetazos en paredes sin ton ni son…la cuestión es que hay un golpetazo muy ruidoso cada poco, conformando una especie de sonido de txalaparta ralentizada, que acompaña musicalmente a  los chillidos con o sin gracieta cada tres segundos, justificando así el alma profunda del kabuki español antes comentado: chillido gesticulación golpetazo, recuérdenlo, porque esta ¿obra? ha durado según dicen cinco años ininterrumpidos en Madrid será por algo, claro, que ya se sabe que los madrileños votan raro, cualquiera les entiende. En fin, por resumir: si al cabo de la hora y media de tortura cuando escapé sin creerme del todo el alivio que sentía, y me dirigí a la carrera hacia la salida, si en aquel momento me llegan a presentar al ¿director? de esta ¿obra?,  le habría gesticulado en la cara y espetado algunos chillidos sobre agudos en pleno rostro, sin contar los posibles golpetazos al azar rítmico…de tal manera que podría quizá haber acabado en una comisaría... menos mal que escapé corriendo de aquel antro teatrero en pos de los vapores nocturnos hacia mi autobús de barrio. Llegué a casa sin novedad, gracias, y enseguida escribí esto que espero que haya servido aunque sea para divertirles un rato. En resumen: recomiendo, por si no había quedado claro que no acudan a esta función. Si en su lugar dedican esa hora y media a leer cualquier obra buena de teatro, digamos del mismo Chéspir, daré mi calvario por bien empleado.

(aquí abajo un buen actor haciendo de mal actor.  Fernando Fernán Gómez en la famosa escena del "señoritooooo" de la película "Viaje a ninguna parte")












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