Puigdemon al perdón

 

Quien redactó la Ley de Amnistía Personalizada y Olé, (Llamémosla LAPO para abreviar), pretendió hacerse perdonar el gargajo excluyendo del perdón (no amnistiando) a quien robara en beneficio propio. Faltaría más. Si robas por el bienestar del pobla, estás perdonado, y no te damos el príncipe de Asturias porque quedaría poco republicano, pero si robas para quedártelo en tu privado (siendo lo privado sinónimo de demoníaco en este mundo nuestro tan socialistillo), no te salva ni Guifré el Pilós.

Una vez planteado el asunto, vayamos al dilema moral. Ejemplo práctico en dos tiempos: robas dinero y construyes una piscina… o robas dinero, lo metes en tu cuenta y con eso construyes la piscina. ¿Se entiende ahora? ¿Tampoco? ¿Y si les digo que la piscina es pública, qué, queda más claro o más oscuro? Ya que estamos de piscinas y en pleno calorón, me voy a mojar y voy a dar mi opinión; yo opino que aunque no te hayas metido el dinero directamente en tu faltriquera, el rédito político ( y a la larga, no nos engañemos, también pecuniario) engorda tu patrimonio personal.

El tribunal Supremo opina como yo, pues dice que, si has robado, siempre redundará en tu propio beneficio porque si no tendrías que haber puesto el dinero de tu bolsillo, o sea, que al Pus del Mundo no se le puede perdonar. Sin embargo, y aquí está la bronca montada, por parte del Gobierno legislador del Lapo, sale a escena el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, y opina sosteniblemente con un par de bemoles que “no hay por donde agarrar” esa interpretación del Tribunal Supremo; supongo yo que será experto en el tema y en la intimidad, que de eso hay mucho en este país.

 A estas alturas de la tontería yo no concluyo nada, prefiero que lo hagan ustedes, pero una cosa sí que les digo en punto y aparte.

Por lo que estamos comprobando, en este país el Legislativo no sabe legislar. Como hace bien poco ha quedado claro (recuerden al desaparecido titular de este artículo) que el Ejecutivo tampoco sabe ejecutar… y como estamos viendo casi todos los días, el Judicial juzga según le dé la ventolera progresista o conservadora… concluyo que este país va mal, y no solamente porque todo aquel que tiene ocasión se mete unos centimillos en los bolsillos para que la pelusilla del fondo tenga con quien hablar, que a fin de cuentas es algo humano, sino porque parecemos tontos, y eso ya no me gusta un pelo, y así lo digo. Tonto será su tía.


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