Errejón El caso del señorito


 

No seré yo quien se meta con este señorito.

Dicen ellas que todo hombre, en principio, es un depredador, y siguen diciendo

que somos todos violadores en potencia. En potencia es como no decir nada. o

sea que concedamos nuestra animalidad de facto… pero, en fin, la ciencia está

en aguantarse el impulso. Sí, señorito, los demás señores nos aguantamos el

asalto y archivamos la frustración en el almacén inconsciente. Quizá tenías el

almacén de las represiones demasiado vacío por haberlo utilizado poco (poca

costumbre de contenerte) o quizás estaba rebosante y no has podido más, no lo

sabremos jamás; la cosa es que has saltado a donde nunca hay que saltar

porque se hace daño a los demás, y en un mundo liberal el hacer daño es

delito, no sé si lo será en una sociedad socialista o comunal… a lo mejor hay

que sufrir por el señorito camarada que está luchando por ti, por la gente, y por

Sumar.

 

Un problema del poder es que crea psicópatas, gente sin remordimientos a

quienes no afecta hacer daño a los otros. No sé si es tu caso, pero eso parece:

el poder agravando tu falta de contención.

 

Ante un asesinato o una violación flagrante yo estaría aullando de rabia, pero

frente a una depredación machista en grado indeterminado («hermana yo sí te

creo» es un acto de fe, no una demostración) solo puedo condenarlo

moralmente, desear un castigo justo y lamentarlo por las víctimas.

En el caso tuyo señorito hay sustancias implicadas, lo que unas veces se usa

como eximente y otras como agravante, aunque está claro es que anulan la

poca voluntad que tenías de aguantarte las ganas. Eres una lamentable víctima

de tus vicios, señorito.

Eres como un cura hipócrita de esos tiempos pasados que tanto aborrecías,

como un cura hipócrita predicando contra el sexo y poniéndose las botas: eres

un moralista inmoral. Eres lo que sea, vamos a dejarlo porque lo que queda

fuera de toda duda es que has actuado mal.

Me caías mal como político y curilla moralista de estas nuevas religiones

políticamente correctas, me caías mal, pero ahora, en vez de caerme fatal, te

me haces más humano y hasta te comprendo un poco.

Y en esto tiene que ver la sangre que están haciendo en todas partes con tu

caso, echándose a por piedras y animándose entre ellos. Son muchos, son

tantos y están tan de acuerdo que me dan asco, ya lleven corbata o les huela el

sobaco. ¡Masa hinchadora, vade retro!, nunca estaré a vuestro lado, sea quien

sea el objeto de vuestros «cuidados».

De momento solo pido que al próximo que piropee a una chica por la calle no lo

apuñalen con supremo derecho.

Y ya me callo, por miedo del «wokismo», y a tantos otros ismos que han

globalizado las mentes perezosas. Solo te aceptan sumiso. Así es como hoy en

día se llama «negacionista» a todo aquel que discrepe de alguna idea global

(muy extendida, dada por verdadera, oremus), sea cual sea ésta.

 

Besos castos

Comentarios

  1. ¡Vaya sermón dominical!
    Parecido a lo que ha dicho hoy el cura en el Corpus en misa de 12.
    Yo creo que habría que mandarlo a Irán a que a que lo juzguen según la ley islámica.
    O a Venezuela a que se lo coman los zopilotes.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Comenta lo que te dé la gana

Entradas populares