Si yo fuera mujer
Si yo fuera mujer me pasaría la vida
protestando contra esas cosas que les pasan a todas ellas
con demasiada frecuencia, esas cosas tan bárbaras,
y mi nombre empezaría y acabaría en agua:
Aguadagua la afanosa, por ejemplo, me llamaría,
para diluir la herida de ese cuerpo gigante que comparten
todas ellas:
la afamada madre tierra, la tiránica,
la que juega a ser salvaje con demasiada frecuencia.
Protestaría arrodillada
en las aceras
frente a los Ayuntamientos,
la ropa sucia en la mano, como bandera,
exigiendo a los hombres de guerra que se dejen de peleas y
acudan a la obra
¡que ya basta con la sangre que a nosotras nos sobra!
apartad la vista, hombres niños, de los coches de carreras o
de la mujer del
vecino,
e inventad algo práctico con vuestra suprema inteligencia,
oh mirlos infatuados,
redactad que de una vez por todas una ley de máximo orden
que derogue la humilde regla…
O ¿no es capaz
siquiera de eso vuestra Fiscalía Suprema?
Pues a ver quién os hace hoy la cena.
Y quién está dispuesta para cuando el oso quiera,
ese todo poder oso que se marea cuando le sangra un dedito,
que se chupe él mismo el pito,
a ver si llega.
Si yo fuera mujer, de verdad, eso les diría a los hombres,
pero soy hombre y aquí las espero, como siempre, intentando
hacerlas mías,
aunque ahora parece que toca, mejor antes que después,
ponerse ropa de faena y entrar en el laboratorio
para luchar contra la naturaleza
por dar gusto a la pareja,
como hemos hecho toda la vida:
Misión imposible ininterrumpida
Pero bueno... ¿Pero de qué siglo ha salido ésto? Que si va a trabajar a la obra, mientras la otra le lava y le plancha el mono azul y le hace la cena... Demudada me deja y me cambia la color.
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