Jacinto, señor de Ermitas

 


Jacinto, el marido de Ermitas Durán, cuyas peculiaridades ya se han propalado por estos mismos pagos(sin aludir, por prudencia, a su condición de músico)desarrolló una peculiaridad muy llamativa al cambiar de trabajo.

Así es, muy bien dicho, efectivamente, cuando las modas globales le obligaron a cambiar la guitarra de rock por la garganta gorgoritos de folklore de barrio, su sensibilidad corpórea se resintió de gravedad,  pues los esfuerzos gargánticos culminaron en unos pólipos blandos que extorsionaban la circulación de oxígeno por la zona más transitada, dando como resultado unos ronquidos amedrentadores y, lo que era infinitamente más grave, unos regüeldos tan sorprendentes por su violenta brutalidad que eran incluso capaces —y hay pruebas de ello— de matar y gallinas y patos.

Planteado así, cualquiera reconocería la gravedad del caso, pero es que la cosa no se quedaba ahí, porque los efectos rególdicos exteriores (huracán y descalabros) no eran nada comparados con lo que sucedía n el interior del cuerpo de Jacinto. Por resumir, sus energías humanas desbordaban esencias y recorridos clásicos, conformando en la columna vertebral  un circuito de amplias reluctancias que no tardó en prender la ropa, notablemente los calzoncillos, a través del punzón incandescente del sacro, ardiendo las telas de algodón vintage Diacar y chamuscando la carne en zonas impúdicas, allí donde el dolor es grande. Visto el hombre en pelotas bravas (hay que tener valor),  la zona chamuscada (con su aspecto típicamente  cuarteado por el efecto comburente del oxígeno)lucía como si llevara puesto un calzoncillo de camuflaje…aunque mejor no mirarlo d e  cerca, por el efecto asco.

 

Hasta que no abandonó las prácticas folklóricas, Jacinto siguió eructando alvajemente y  quemando calzoncillos, lo que le salía muy caro porque solo los usaba de seda o coralina, al necesitar las zonas chamuscadas un mejor trato.Hasta que su primer hijo no se hizo mayor y enfermero médico especialista, no se solucionó el sunto.

Evoquemos: Jacinto se casó con otra porque Ermitas resultó ser una pedorra redomada, y con la otra no hubo dudas respecto al nombre del hijo: ORDOK (onomatopeya vascona utilizada  pararesponder a los truenos), y así o tuvo  y así lo bautizó, y así Ordok se hizo profesional vasco en auge de osakidechas (servicio de salud) y le untaba a su padre mantequilla en la zona culórica, e incluso le aficionó al jazz sureño… y así fue como pasó de cantar típicamente a gritos, a tocar el bajo tópicoy trópico. Toda la familia fue feliz interpretando Magnolia blues —y otros rozagantes temas— a trío: la madre, ya hablaremos, voz angélica, y el hijo saxo tenor. Solían hacerlo los domingos en el parque de los patos anteriormente masacrados, por compensar religiosamente. Salieron en el periódico como ejemplo para todos. Fue emocionante.




?El Araña¡


Muy bien, jefe, cumpiste con tu palabra

Tras los pedor y bragas, eructos y calzoncillos.

Lo apruebo, a pesar del disgusto


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