Un completo desconocido
El director de una película biográfica, o biopic, debe elegir qué escenas muestra
de la vida del biografiado, pero también la manera de presentarlas. En este
caso se ha elegido el modo “canción”, lo que en el caso de Dylan me parece un
acierto. Así la película viene a ser una sucesión de canciones, o sea, de músicas
excelentes y poemas de un premio Nobel. Además, el director conoce muy bien su
oficio y maneja a voluntad las emociones del spectador, escena tras escena.
Sin embargo ha tomado una decisión arriesgada: dejar que sea
el actor principal, y no Dylan, quien cante las canciones de Dylan. Esto, que
podría haber destrozado la película, no lo hace porque sorprendentemente el
actor es un magnífico cantante, como también lo es la actriz que hace de Joan
Baeyez (como pronuncian los ameriacanos Baez), además de más guapa que el
original. En este sentido conviene señalar también que las novias de Dylan son
preciosas, y muy hippies, dan muy buen rollo. Ya digo que el director es un fino. Recomendable película, de esas de
las que sales mejor de lo que has entrado, con una sonrisa en la boca.
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