Teatro de calle (by Ilovenai)

 

Relato aparecido en el periódico del Instituto, firmado por la estudiante Ilovenai Calderón Gaviota.

Drama en la línea 13

Estando la joven Tet Ona viajando en el autobús, línea 13, el viejo Rij Osho le agarró con fuerza los pezones. El autobús, quizás indignado, pegó un bote, lo que propició que el viejo cayera hacia atrás, arrastrando consigo los pechos de la chica, que llegaron a estirarse —al decir de los horrorizados pasajeros— como si fueran de goma, hasta medir un par de metros, por lo menos.

En ese momento apareció el joven vengador Git Ano, que apuñaló al viejo por la espalda. Como resultado, el agresor expulsó chorros de sangre y cayó de espaldas sin soltar las tetas de Tet Ona, que también perdió el equilibrio y cayó sobre él. Entre los dos formaron la figura del típico misionero, agitándose espasmódico y sangriento al compás de los baches, como en una escena escrita por un Tarantino desquiciado.

Esto sucedió ayer mismo, martes, en la línea 13.

Pero…  alejen de ustedes el escándalo, la angustia y el vómito, porque —atención— todo formaba parte de la actuación del grupo de teatro callejero Anfitrión. Qué alivio, ¿verdad?

Pero… ¿a que les ha gustado?

Nota del lector adulto:
El relato, de estilo dudoso y final tramposo, es propio de una principiante con talento precoz. Lo inquietante viene después.

TRAGEDIA EN LA LÍNEA 13
Un olvido circunstancial propicia el horror

Noticia publicada al día siguiente en el diario de la villa:

El encargado del material del grupo Anfitrión, dedicado al teatro de calle, olvidó las tetas de goma y el puñal simulado.

Resultado: dos muertos.
— Ella, por desgarramiento traumático pectoral.
— Él, por herida inciso-brutal en la zona renal.

La policía investiga los hechos. Se baraja la hipótesis de que el error se debió a falta de ensayo general y exceso de entusiasmo juvenil.


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