La caída

 

Ayer me caí. Iba con mis nietas de paseo hacia el trastero con la intención de enseñarles los álbumes de Astérix y de Tintin que tenemos allí archivados, cuando el pie de mi lado malo, el izquierdo tropezó con la acera y caí de bruces con el hombro por delante. Menos mal que no fue con la cabeza, por supuesto, pero así y todo me di un buen piñazo, me mareé y asusté a todo el mundo, a mí el primero.


Después de pasar una noche toledana, hoy he ido a la médica Argensola, maja ella, la que me toca en el ambulatorio, y no me ha quitado el dolor pero me ha tranquilizado: no tengo nada en el hombro, solo asunto muscular del golpazo; a esperar y ya está. De la mano sacaremos radiografías y veremos, pero no parece grave. De momento, por precaución circulatoria  tengo que llevar el brazo en cabestrillo. Eso sí que me ha gustado. Si es que soy como un niño, ya ando pensando en repasar las otras caídas famosas de la historia, menos importantes para mí, pero quizá, a lo mejor,  más importantes para la humanidad. Palabras mayores.


Así, sin mirar mucho por el internés se me ocurre la caída del Imperio Romano... la caída de la Bolsa de Nueva York, la caída de Constantinopla, la caída del caballo de noséquién, ustedes sabrán, atentos, lo he buscado, el que se cayó del caballo fue  un tal San Pablo. A esas caídas históricas añado yo la caída de mi madre de culo sobre un pastel de cumpleaños; nos dio tanto la risa que nos meamos todos, los cuatro hermanos, mi padre y la tía Juliana. Esta última caída, tan maternal, no parece tan importante, pero marcó un hito en el devenir de nuestra historia familiar, por motivos que no pienso desvelar, así, en plan Cervantes. 


Deseando que me deseen una buena y feliz recuperación, les saluda el titular del blog, esperando que mi blogmaster El Araña, me dé el visto bueno a esta entrada, pero cualquiera sabe, es muy rarito él... Ustedes a seguir bien y cuidado con los obstáculos al caminar. Les voy a dar un consejo en euskera que les vendrá muy bien, tan bien como me hubiera venido a mí si le hubiera hecho más caso: 

ADI EGON


o sea:


ESTATE ATENTO


Si es que vamos como locos.


Anécdota. Mi mujer, antes de ver  a la doctora, iba pensando para sí misma, ·no se  atreverá a enseñarle el dibujo de  la caída a la médica, éste es capaz. Eso que pensó me lo dijo luego, porque yo, en cuanto tuve ocasión le enseñé el dibujo a la médica, faltaría más, es muy ilustrativo, para horror de mi pareja que, aunque está muy acostumbrada a mis inconveniencias, se sigue sorprendiendo, y no deja de sufrirlas como si fuera el primer día... o más, no sé por qué. Fin de la anécdota. Si les parece sosa, no me importa, a mí me ha parecido graciosa y significativa, se trata de un rasgo de mi carácter. Por cierto, "Rasgo de mi carácter" es el título de uno de los poemas de mi libro Órdago a Chica que anda por ahí publicado en este mismo blog.  Pues eso, a pasarlo bien y procurar no caerse y estar siempre atentos y así. Beso, voy cenar.


?El Araña¡

Le tengo dicho al titular que los artículos tienen que ser breves y no hablar de asuntos privados, que esto no es tiktok sino un centro de arte mayúsculo en busca de subvención, a ver si no quién me paga.. Pero el tío ni caso.

Continuará...




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