nEOPLATONISMO PARA NIÑOS (1)
La palabra "neoplatónico" tiene su origen en un filósofo
griego ancho de
espaldas (“Platón” = ancho) cuyo verdadero nombre dicen que
era Arístocles,
paradoja que nos viene de perlas para ilustrar este artículo
un tanto ilógico.
Pero mejor empecemos por el empiece.
EL NIÑO
Mientras está en el vientre de su madre, el niño es uno con
ella, indistinguible.
Cuando nace y se produce la separación física, busca con
ahínco el pecho
materno, intentando volver a hacerse uno con eso que cree
parte de su propio
ser. El niño no se da cuenta de que su entorno no forma
parte de sí mismo
sino poco a poco, según va descubriendo su propia
individualidad: primero se
reconoce en el espejo, luego empieza a usar el “yo” y a
tomar conciencia de
sus propias emociones…, hasta llegar al reconocimiento de su
identidad
personal y social hacia los 7 años, cuando alcanza lo que se
conoce como uso
de razón.
EL ÉXTASIS DEL JUEGO. Una vez individualizado y puesto en
razón, el niño
echa en falta la sensación de no estar separado, de no ser
razonable, de
formar parte constitutiva del mundo… y para conseguirlo
practica un sencillo
truco de magia: se inventa un mundo a su medida mediante los
juegos que
inventa. Su imaginación le sirve para re-conectarse.
Porque los juegos, además de servir para desarrollarse en
muchos sentidos,
son también, y quizás, sobre todo, una fuente de placer, el
placer de volver a
sentirse integrado. Pero antes de que cualquiera de ustedes,
mirón ocasional,
se ponga a jugar a cualquier cosa con la esperanza
espiritual de alcanzar la
unidad con El Mundo, debo decirles que, para conseguirlo, el
juego o la
actividad que sea que practiquen, debería cumplir 3
requisitos: en primer lugar
la concentración; en segundo lugar, la aportación (o
imaginación) y en tercer
y último lugar la respuesta (El mundo te reconoce de alguna
manera y te lo
hace saber.) Cuando se dan estas condiciones en una
actividad humana, se
experimenta lo que llamamos éxtasis, o iluminación (los
budistas le dicen
satori) para significar el despertar espiritual, el momento
en que la no- mente lo
comprende todo y alcanza un sentimiento de unidad que nos
sume en una
profunda felicidad.
LA ADOLESCENCIA
Pero la infancia se acaba y el ser humano continúa
desarrollándose con el
objetivo marcado por la biología de convertirse en una
persona adulta. El
proceso sigue siendo fascinante, pero con el cambio algo se
pierde: en este
caso la inocencia y la facilidad de conectar con todo… que
algunos
adolescentes, no todos, recuerdan con nostalgia.
Es en este contexto donde vamos a situar como por arte de
magia el
descubrimiento por parte del adolescente de la filosofía
neoplatónica (NP). Digo
por arte de magia porque el momento es el idóneo y porque
esta filosofía va a
satisfacer su ansia nostálgica de recuperar la conexión con
el mundo recién
abandonada junto con los juegos infantiles. Cuando un
adolescente descubre
la filosofía NP, la saluda con alborozo y la hace suya para
toda la vida. El
porqué lo veremos en la segunda parte de este artículo.
Antes debe de quedar
claro que no se trata precisamente de una filosofía para
adolescentes: he recurrido
a este exordio infantil para facilitar la visualización y la
comprensión de todo lo
que significa la filosofía neoplatónica.
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